jueves, 21 de julio de 2016

Conversaciones vanas

Conversaciones vanas

"No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres" (1 Corintios 15:33)
Como hemos visto anteriormente, si algo no viene de Dios, no es bueno. Nuestro deber es cuidarnos de ser partícipes de conversaciones en las que Dios no entraría. Dios no hablaría de nada que dejara su nombre por el suelo, que llevara a la desobediencia de su Palabra o que degradase a cualquier otra persona. Dios no entraría en chismes ni en conversaciones de corrupción. El Dios al que servimos es Santo, así como todos sus caminos. 
Una de las razones por las que debemos cuidarnos de las conversaciones de las que nos hacemos partícipes es porque muchas veces tendemos a representar en nuestra cabeza lo que decimos y escuchamos. Por ejemplo, si una persona está hablando del mejor sandwich del mundo, lo más normal, es que intente hacer una representación de ese sandwich al menos en mi cabeza, crear una imagen.

"Las imágenes mostraron que durante la lectura silenciosa de los verbos de acción se activaban, además de áreas del lenguaje, otras áreas corticales relacionadas con el movimiento de las partes del cuerpo asociadas a esos verbos. Es decir, durante la comprensión de los verbos se activaban representaciones de acciones específicas" (Pulvermüller, 2005). 
Este experimento consistía en comprobar la actividad del cerebro de acuerdo a la percepción de algún verbo de acción, ya fuese a través de la escucha o la lectura silenciosa de esta palabra. Esto sirvió para comprobar que el cerebro hace representaciones de lo que percibimos. Si estamos hablando de algún tema que desagrade a Dios, las imágenes que nuestro cerebro vaya creando a través de ésta permanecerán en nuestra mente, y conseguir sacarlas o esquivarla es un trabajo aún mayor y más complicado.

¿Qué dice Dios acerca de las conversaciones?
  • La Biblia dice que de los deseos del corazón,habla la boca (Mateo 12:34), y en nuestro corazón abundarán las cosas que permitamos que entren y atesoremos allí. Los malos deseos pueden abundar también allí, y la Palabra dice: "Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría;" (Colosenses 3:5)
  • Podemos hablar de lo que sea, pero eso no implica que sea lo que nos conviene. En 1 Corintios 10:23 dice: "Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica".
  • Las conversaciones pueden servir  de invitación para practicar el pecado (Proverbios  1:11-14, "Si dijeren: Ven con nosotros; Pongamos asechanzas para derramar sangre, Acechemos in motivo al inocente; Los tragaremos vivos como el Seol, Y enteros, como los que caen en un abismo; Hallaremos riquezas de toda clase, Llenaremos nuestras casas de despojos; Echa tu suerte entre nosotros; Tengamos todos una bolsa."
  • Las personas necias (carentes de sabiduría), hablarán necedades conforme a su corazón. Si nosotros andando con ellos hablamos también necedad, nosotros mismos también nos hacemos necios como dice en Proverbios 13:20 "El que anda con sabios, sabio será; Mas el que se junta con necios será quebrantado".
  • La Biblia también dice que cesemos de escuchar aquello que nos haga divagar de las razones de sabiduría (el temor de Jehová). (Proverbios  19:27, "Cesa, hijo mío, de oír las enseñanzas Que te hacen divagar de las razones de sabiduría).
  • En la Palabra de Dios también hay referencia directa a las palabras de los necios: Eclesiastés 10:12-13, "Las palabras de la boca del sabio son llenas de gracia, mas los labios de los necios causan su propia ruina. El principio de las palabras de su boca es necedad; y el fin de su charla, nocivo desvarío".
  • Muchas veces las conversaciones tienen también como fin hallar consejo, pero el problema es que cabe la posibilidad de buscarlo en el sitio equivocado, y la Biblia también refleja este punto en Isaías 30:1-2: "¡Ay de los hijos que se apartan, dice Jehová, para tomar consejo, y no de mí; para cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu, añadiendo pecado a pecado! Que se apartan para descender a Egipto, y no han preguntado de mi boca; para fortalecerse con la fuerza de Faraón, y poner su esperanza en la sombra de Egipto".
Conclusión
Debemos cuidar tanto lo que decimos como lo que escuchamos, porque esas serán las mismas que entrarán en nuestro corazón si lo permitimos, y por tanto, las que abundarán en él. Así como Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción del rey, está en nosotros el proponer en nuestro corazón no promover su contaminación y la de nuestra mente través de lo que escuchamos.



jueves, 14 de julio de 2016

¿"Escucha a tu corazón"?

Muchas veces debemos plantearnos si lo que solemos escuchar en nuestra vida diaria se asemeja con lo que deberíamos saber y creer como hijos de Dios. Una de las mentiras más comunes que solemos escuchar es la de "Escucha a tu corazón", o "Sigue lo que te diga el corazón". Es en ese momento cuando comenzamos a plantearnos qué es eso que nos dice el corazón, pero esto es realmente peligroso.
El alejarnos de Dios es una tendencia que reside en la naturaleza pecaminosa del ser humano, por lo que si tan solo miramos lo que hay en nuestro corazón, encontraremos cosas con las que Dios no está de acuerdo, cosas que están mal y que debemos trabajar para cambiar. 

¿Por qué es tan peligroso escuchar a nuestro corazón?
En La Biblia encontramos numerosas referencias que hacen mención a nuestro corazón, como por ejemplo:
  • Jeremías 17:9, "Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?"
  • Proverbios 16: 9, "El corazón del hombre piensa su camino; Mas Jehová endereza sus pasos". Si necesitamos que Dios enderece nuestros pasos, eso significa que no lo estaban de antemano.
  • Proverbios 14:12, "Hay camino que al hombre le parece derecho; Pero su fin es camino de muerte".
  • Proverbios 16:2, "Todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión; Pero Jehová pesa los espíritus".
  • Proverbios 19:21, "Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre; Mas el consejo de Jehová permanecerá".
  • Proverbios 21: 2, "Todo camino del hombre es recto es su propia opinión; pero Jehová pesa los corazones".
  • Proverbios 28:26, "El que confía en su propio corazón es necio; Más el que camina en sabiduría será librado".
La Biblia nos enseña entonces que nuestro corazón es algo en lo que no debemos confiar. En Proverbios 28:26 dice: "El que confía en su propio corazón es necio; Mas el que camina en sabiduría será librado". 

¿Qué es la sabiduría?, ¿De dónde proviene la sabiduría?, ¿Para qué quiero tener sabiduría? 
  • Proverbios 1:7, "El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza"
  • Proverbios 2:6, "Porque Jehová da la sabiduría, Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia"
  • Proverbios 3:7-8, "No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová y apártate del mal; Porque será medicina a tu cuerpo y refrigerio para tus huesos". Ser sabios en nuestra propia opinión implica seguir los deseos de nuestro corazón sin consultar si de verdad es eso lo que Dios quiere para nuestras vidas.
  • Proverbios 3:13-18, "Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, Y que obtiene la inteligencia; Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, Y sus frutos más que el oro fino. Más preciosa es que las piedras preciosas; Y todo lo que puedas desear, no se puede comparar a ella. Largura de días está en su mano derecha; En su izquierda, riquezas y honra. Sus caminos son caminos deleitosos, Y todas sus veredas paz. Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano, Y bienaventurados son los que la retienen" 
  • Proverbios 4: 5-9, "Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; No te olvides ni te apartes  de las razones de mi boca; No la dejes, y ella te guardará; Ámala, y te conservará. Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia. Engrandécela, y ella te engrandecerá; Ella te honrará, cuando tú la hayas abrazado". Otro punto importante apreciable aquí es la inteligencia, que proviene de la boca de Dios (Prov. 2:6).
  • Proverbios 5:1-2, "Hijo mío, está atento a mi sabiduría, Y a mi inteligencia inclina tu oído, Para que guardes consejo, y tus labios conserven la ciencia".
  • Proverbios 8: 11, "Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas; Y todo cuanto se puede desear,  no es de comparase con ella". Nuevamente, el valor de la sabiduría queda por encima del valor de cualquier cosa material, siendo incomparable con ninguna de ellas.
  • Proverbios 9:10, "El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, Y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia".
  • Proverbios 15:33, "El temor de Jehová es enseñanza de sabiduría; Y a la honra precede la humildad".
  • Proverbios 21:16, "El hombre que se aparta del camino de la sabiduría Vendrá a parar en la compañía de los muertos".
Si pensamos que es posible conseguir sabiduría o inteligencia de otra manera que no sea a través del Señor, Dios dice en su palabra que "No hay sabiduría, ni inteligencia, Ni consejo, contra Jehová" (Proverbios 21:30). Contra Jehová también es "que no está con Él" y "que no viene de Él", pues el Señor dice en su Palabra que "El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama" (Mateo 12:30). 
El Señor se alegra en la sabiduría de sus hijos (Proverbios 23:15-16, "Hijo mío, si tu corazón fuere sabio, También a mí se me alegrará el corazón; Mis entrañas también se alegrarán Cuando tus labios hablaren cosas rectas").

Conclusión
La Palabra de Dios nos enseña claramente que la naturaleza de nuestro corazón se opone a la sabiduría, que es el temor de Jehová. Sin el temor de Dios somos personas vacías que no tienen ningún tipo de filtro para el desarrollo de sus vidas; es decir, personas que no ven más allá de sus pensamientos, y tenemos que recordar, que por muy buenos que nos parezcan nuestros pensamientos, jamás alcanzarán la altura ni la magnificencia de los pensamientos de Dios. Es por esta razón, que nuestra confianza debe estar puesta en Dios, no en nosotros mismos. Debemos hacer acto de sabiduría pidiéndole dirección cuando no sepamos qué hacer, en lugar de mirar por nosotros mismos; y nunca olvidar que toda sabiduría y toda inteligencia salen de Dios. Si alguna vez sentimos que estamos faltos de sabiduría, hagamos lo que dice en Santiago 1:5: "Y si alguno de vosotros está falto de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada".




martes, 12 de julio de 2016

"El principio de la sabiduría es el temor de Jehová, 
Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza"
Proverbios 1:8

Sin el temor de Dios, la sabiduría nos es inalcanzable. Sin el temor de Dios seremos sabios en nuestra propia opinión, y  ya que este no es el objetivo que más nos conviene, deja de ser el objetivo que Dios quiere para nuestras vidas. Como dice en Proverbios 3:7, "no seas sabio en tu propia opinión; teme a Jehová, y apártate del mal". Siendo sabios en nuestra propia opinión nos estamos alejando de Dios, porque incluso en ocasiones nos veremos prestos a evaluar la situación en la que nos vemos involucrados, y consigo, las alternativas que se nos presentan. Puede que en ese momento el Señor nos esté pidiendo que hagamos algo en específico, pero si no es lo que a nuestro parecer sería "lo más adecuado", dejaremos de hacerlo, apartándonos un paso más del propósito de Dios y, lo que es peor aún, desobedeciendo su voz. 
Nuestra vida debe girar en torno al temor de Dios, y el temor de Dios refiere al respeto que debemos tener hacia Dios. El temor de Dios se tiene cuando nuestro andar es filtrado por su palabra; cuando no queremos hacer nada que vaya contra sus estatutos; cuando somos humildes ante su presencia, reconociendo que no somos perfectos, pero también sabiendo que somos obra suya, la cual irá perfeccionando cada día hasta el día de Jesucristo. El temor de Dios se hace patente en nuestras vidas cuando dejamos que sea Él quien tome el control y cuando nosotros mismos nos ocupamos de las cosas del Espíritu: de crecer en el conocimiento de su Palabra, de madurar, de marcar la diferencia (no solo hacia fuera, sino andando también íntegramente en sus caminos).