domingo, 10 de septiembre de 2017

Eclesiastés 11

Se continúa con el estudio del libro de Eclesiastés. En esta ocasión, nos encontramos en el capítulo 11 de mencionado libro, y se continúa con la estructura utilizada en los anteriores análisis. 

RESUMEN

Este capítulo habla de la importancia de trabajar para alcanzar los frutos que tanto perseguimos, y también de que aún los días de nuestra juventud han de ser entregados en las manos de Dios, ya que Él también tiene éstos en cuenta.

VERSOS A DESTACAR

"Alégrate, joven, en tu juventud, y tome
placer tu corazón en los días de tu
adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón
y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre
todas estas cosas te juzgará Dios." (v. 9)
Este versículo señala que nuestra juventud es un periodo en el que muchas veces nos sentimos insuperables y en el que muchas veces también queremos hacer cualquier cantidad de cosas y llevar a cabo un sinfín de proyectos y planes. Sin embargo, es necesario saber que Dios también está pendiente de esa época, y no debemos dejarnos llevar  por las apariencias o por nuestros propios pensamientos, pues sabemos que pensemos lo que pesemos y digamos lo que digamos, los pensamientos de Dios no son como los nuestros. Los pensamientos de Dios son de paz y no de mal, para darnos ése fin que tanto esperamos. 
*Sobre andar en los caminos de nuestro corazón, sobre escuchar a nuestro corazón, hay también un post, que podrán encontrar  aquí.

"Quita, pues, de tu corazón el enojo,
y aparta de tu carne el mal; porque
la adolescencia y la juventud son vanidad." (v. 10)
Es necesario que tengamos cuidado con el enojo y el pecado, lo malo. Es por ello que debemos apartarlos de nuestra vida y no dedicarles espacio, ni siquiera en nuestros pensamientos (pues es donde todo comienza). No debemos creer aquella idea de que la adolescencia y la juventud son los momentos de nuestra vida dedicados al libertinaje de nuestra naturaleza de pecado. 

OBEDIENCIA// APLICACIÓN

- No nos dejemos convencer por la idea de "solo se es joven una vez" con el objetivo de dar rienda suelta al libertinaje del pecado. 
- No llevemos una vida de enfado y turbación a causa de la ira. 
- Busquemos a Dios, y presentémosle cada uno de nuestros planes y proyectos, y pidámosle que sea Él quien dirija cada uno de nuestros pasos. No es nada aconsejable "escuchar a nuestro corazón" continuamente
- Aprovechemos sabiamente nuestro tiempo, sea cual sea nuestra edad.

ORACIÓN

"Padre, queremos que seas tú quien guíe cada uno de nuestros pasos, y que sean tus planes y propósitos los que se cumplan en nuestras vidas más que los nuestros, pues sabemos que tus pensamientos son más altos que los nuestros.
Te lo pedimos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén."

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