lunes, 31 de julio de 2017

Por una libertad no sometida

Hace un tiempo escribí este mensaje en mi perfil de Facebook, y quería compartirlo también por aquí, pues me gustaría recordar a cada una de las personas a las que pueda alcanzar que tienen criterio, y que un gobierno, o incluso una sociedad, jamás deben poder tener la capacidad de afectar a nuestras convicciones y a nuestro modo de pensar. Defendamos nuestra libertad y nuestras creencias hasta el final.


"Jamás entenderé que un país donde "se respetan las libertades" (incluida la de opinión), los ciudadanos duden el compartir su percepción sobre algún asunto, y no por opresión política, sino más bien porque se produzca una segura opresión social y que los gobiernos sean incapaces de establecer ese "respeto de las libertades". No porque a esos ciudadanos les importe que haya gente que se vaya de su lado por sus principios, sino porque además de irse, hacen ver que sus ideales son ley, y que han de ser impuestos. Así, unos principios que se tienen por derecho, terminan siendo sancionados; mientras que otros principios que se tendrían también por derecho, se convierten en ley. Todo derecho debe protegerse por ley, pero no creo que lo más correcto sea que mi derecho de opinión se vea limitado por ningún otro, de manera que en la práctica, solo se ejerza uno de ellos (que no será el de opinión si formas parte la minoría).
Mientras que algunos derechos deben respetarse, resulta que otros pueden ser restringidos. Pensar de forma distinta, es pensar de una forma errónea y debe ser suprimido, mientras que se compensa todo aquello que sin ser un delito, provoca un desorden en las estructuras sociales de un país- ya que a las masas les gusta "divertirse", y el cometido de los sectores políticos es cumplir sus deseos-. Y es más, hay delitos que si no son aplaudidos, son ignorados; en los que los imputados pueden salir mejor parados que las personas a costa de las que se cometió mencionado hecho (sobre todo si estamos vinculados a algún poder político o social).
Agradecería el respeto de las opiniones de los demás y una sanción acorde con los delitos cometidos (no saliendo a los 20 años de prisión tras haber protagonizado terribles desastres, fechorías, haber corrompido personas y haber roto y destruido partes de una vida), pero todo el mundo dirá que sí hasta que choque con sus propios intereses. La única forma de que esto no suceda es que se establezca un código independiente a nosotros mismos y que sea respetado por todo ciudadano del mundo. Sin embargo, aunque existente, no es cumplido -y mucho menos respetado- por la mayoría.
Por lo tanto, esto no es más que una observación de un sistema extraño, donde toda opinión está bien si es seguida por la mayoría, y si no, más vale no compartirla, porque en poco tiempo puede que se esté cometiendo un delito (teniendo que pagar por él injustamente a no ser que estemos vinculados a una mayoría política o social -que siempre van de la mano-, y, sinceramente, de ser ese el caso, no tendrías que preocuparte por la posibilidad de pensar de forma distinta, ya que sería una completa incongruencia el hecho de que hayas llegado así hasta tal posición)."





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