miércoles, 30 de agosto de 2017

Sobre Ester

Tras haber leído el libro de Ester, me gustaría compartir esta pequeña reflexión a modo de resumen sobre este maravilloso libro, que como verán a continuación, explica la historia de una mujer a la que Dios no dudó en utilizar como instrumento para librar a su pueblo de la mano opresora de Amán. 

Algunos nombres que son clave para seguir el hilo de la historia son:
- Mardoqueo: Primo de Ester, y que la adopta cuando queda huérfana.
- La reina Vasti: Esposa del rey Asuero, hasta que rechaza acudir ante él cuando es llamada.
- El rey Asuero: Rey de 127 provincias, desde la India hasta Etiopía. Tras rechazar a su esposa porque ésta decide no presentarse ante él, convoca a las mujeres de sus provincias para tomar una esposa mejor para sí; siguiendo el consejo de uno de los príncipes de Persia (Memucán).
- Amán: Hecho por Asuero un hombre importante en su Imperio, habiendo puesto su silla por encima de la de los demás. De esta forma, todos debían arrodillarse ante él. Mardoqueo, judío declarado, se niega a ello, lo que enciende en ira a Amán contra él y su pueblo (razón por la que planea la destrucción de los judíos).
- Zeres: Esposa de Amán.
- Parsandata, Dalfón, Aspata, Porata, Adalía, Aridata, Parmasta, Arisai, Aridai y Vaizata: Hijos de Amán y Zeres.


SOBRE ESTER
Ester, Hadasa. El libro de Ester cuenta la historia de una valiente mujer que Dios no dudó en utilizar para librar a su pueblo. Pidió la oración y el ayuno de su pueblo, de los judíos, para el momento en que ella fuese a hablar con el rey, pues sabía que podía morir. Esto se debe a que la ley decía que cualquiera que se presentara delante del rey sin ser llamado debía morir, a no ser que éste le extendiera su cetro. En tal caso, la persona viviría. A pesar de que la ley dictase tal cosa, Ester pronunció: "[...] entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca." (en el versículo 16 del capítulo 4). Ella cumpliría con su parte, presentándose ante el rey para interceder por su pueblo.

Ester organizó dos banquetes, a los que acudieron el rey y Amán. Fue en el segundo donde habló al rey sobre el plan de Amán para acabar con su pueblo. Dicho acontecimiento ya tenía fecha, incluso: tendría lugar el día 13 del mes duodécimo, y se había enviado el edicto que esto dictaba a las 127 provincias que estaban bajo el mando del rey Asuero. Sin embargo, aunque en su momento Amán había planeado la destrucción de este pueblo motivada por su odio hacia Mardoqueo,  sabría que no podría con ello: sus sabios le informarían de ello ("[...] Entonces le dijeron sus sabios, y Zeres su mujer: si de la descendencia de los judíos es ese Mardoqueo delante de quien ha comenzado a caer, no lo vencerás, sino que caerás por cierto delante de él.", en el capítulo 6, versículo 13.

Anteriormente, Mardoqueo también había hecho buenas cosas por el rey, como avisarle de un intento de asesinato por parte de dos de sus eunucos. Por eso, el rey Asuero conocía el nombre de Mardoqueo y procuraba honrarlo. De hecho, sin saberlo, fue el propio Amán quien  dijo al rey cuál era la mejor forma de hacerlo, y así fue, que recayó sobre Amán la tarea de honrarlo por las calles. Por supuesto, Amán pensaba que toda esa honra que iba para Mardoqueo sería para él, así que se llevó una gran sorpresa cuando se dio cuenta de que así debía hacer con Mardoqueo.

Además de pretender acabar con los judíos, Amán mandó construir (siguiendo el consejo de sus amigos y de su mujer) una horca de 50 codos para colgar a Mardoqueo. Al final, el único que fue ahorcado allí fue el propio Amán, y después sus 10 hijos muertos para ser exhibidos. Sus hijos murieron el día 13 del mes duodécimo, y fueron colgados el 14: El rey, de acuerdo a la petición de Ester, envió un edicto a todas sus provincias avisando a los judíos, y diciéndoles que se preparasen para defenderse. Éste había sido escrito por Ester y Mardoqueo, y sellado con el anillo del rey. Se hizo así porque ante el impedimento que tenía el rey para retirar un edicto que tenía el sello real, la solución fue enviar otro. El resultado fue la victoria del pueblo judío. De sus enemigos murieron un total de 75.000 personas (pero no tocaron sus bienes).
Tras todo esto, Mardoqueo fue grandemente exaltado; no solo por su pueblo, sino que también, otra vez, por Asuero.


Ester tuvo miedo al principio, pero sabía lo que debía hacer. Es por eso que cuando los motivos están claros, las decisiones han de convertirse en hechos. A veces es complicado, pero es así como comienza a marcarse una diferencia.
Dios no iba a abandonar a su pueblo, y Mardoqueo lo sabía. Es por esta razón que le dijo a Ester en su momento que si no era a través de ella, de algún otro modo llegaría la salvación a su pueblo. Y aún añadió: "[...] ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?" (capítulo 4, versículo 14). Ester estuvo dispuesta morir, si tenía que hacerlo, por el pueblo al que pertenecía, tras haber superado el primer encontronazo con el miedo.

La valentía de Ester y la constancia del pueblo de Dios en cuanto al ayuno y la oración son admirables. Del mismo modo, la grandeza de la mano de Dios para librar a su pueblo de la mano de Amán aún cuando parecía una tarea "imposible" (recordemos que un edicto no podía retirarse una vez tenía el sello real). Sin embargo, Dios, como siempre, encontró la forma de guardar a sus escogidos y de demostrar públicamente que no sirven a un Dios cualquiera. Este libro demuestra una vez más el poder de Dios, y lo que él puede hacer con personas valientes, decididas y entregadas a cumplir sus planes y propósitos. Este libro demuestra que no existen las casualidades, y que con Dios todo es más que posible.

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